Entradas

Mostrando entradas de julio, 2011
Imagen
Se ha ido. Así, sin más. Y aunque parece que lleve mucho tiempo avisando, toda despedida siempre cuesta de asumir. Recuerdo aquel verano en el que nos engalanamos en su nombre. Con aquel trozo de esponja puesto en nuestras sienes. Raya infinita, negra, gruesa. Sabor de alcohol. Labios de diva. Andamos por nuestras calles como si de ella se tratara y a pesar de la gran aproximación y de los vistosos tatuajes que hablaban de drogas, nunca pudimos ser ella. Y nadie lo podrá ser.  Puede que, cuando me enteré de la noticia, el extasis que sentía por entrar a gritar en un concierto, no me dejó saborear que de verdad había pasado. Pero, a dos días después, me he dado cuenta. Y lo peor de todo es pensar la cantidad de gente que se va a enriquecer con su muerte. Allí donde estés, no dejes de ponerte guapa, nosotros aquí, bailaremos, beberemos y te recordaremos en cada uno de los majestuosos compases de ese soul que reinventaste.  Hasta siempre, diva. 

Adicción

Imagen
Somos adictos. Nos enganchamos brutalmente. Una mirada, un gesto, un olor, una suave caricia. Ese es el primer paso. Un paso que nos lleva de la mano a una espiral de la que no se puede salir. No hay un botón que se pueda pulsar y pararlo. Ya estás dentro y la vuelta atrás es tan dolorosa que no te deja ni respirar. Pero, somos adictos. Y sólo necesitamos un leve empujón para caer de lleno en una adicción imposible de frenar. Algo de lo que, no sabes que eres dependiente hasta que te das cuenta de que tus horas se convierten en auténticas memorias de aquellos grandes momentos. Tus sonrisas van dedicadas a la construcción imaginaria de sueños. Y sólo respiras porque sabes que cada fatigoso latido de tu cavernoso corazón bombea a su favor. Te haces adicto y sólo puedes guardar el sabor de sus labios. El color de sus mejillas. El olor de un despertar a su lado. Te enganchas. Y no hay vuelta atrás. Aunque ahora mismo, lo único que necesites para salir de esa adicción sea engancharte más. Q

Cachis!

La Sa me riñe por que no te hago caso. Y tiene razón. Pero aquí las aventuras son menos y los días de sueños imposibles se reducen a sueños y punto. Aunque todo va bien. Aunque aquí es donde quiero estar. Pero me recuerdas tanto a esa ciudad que te he dejado a un lado sin importarme que tú también lo echas de menos. Prometo hacerte caso, palabra de la Pla.