Adicción

Somos adictos. Nos enganchamos brutalmente. Una mirada, un gesto, un olor, una suave caricia. Ese es el primer paso. Un paso que nos lleva de la mano a una espiral de la que no se puede salir. No hay un botón que se pueda pulsar y pararlo. Ya estás dentro y la vuelta atrás es tan dolorosa que no te deja ni respirar. Pero, somos adictos. Y sólo necesitamos un leve empujón para caer de lleno en una adicción imposible de frenar. Algo de lo que, no sabes que eres dependiente hasta que te das cuenta de que tus horas se convierten en auténticas memorias de aquellos grandes momentos. Tus sonrisas van dedicadas a la construcción imaginaria de sueños. Y sólo respiras porque sabes que cada fatigoso latido de tu cavernoso corazón bombea a su favor. Te haces adicto y sólo puedes guardar el sabor de sus labios. El color de sus mejillas. El olor de un despertar a su lado. Te enganchas. Y no hay vuelta atrás. Aunque ahora mismo, lo único que necesites para salir de esa adicción sea engancharte más. Que te vuelva a acariciar mientras las calles se derriten y tú sientes que ya no hay vuelta atrás.

(Vivian Maier)

A veces, observar nos hace pensar. Y en esta calurosa tarde de julio, sentada frente a la nada, me he puesto a divagar. Quizás algún día escriba un libro…quizás.

Comentarios

  1. El día que escribas tu libro (el primero de muchos) yo seré la primera en la cola para que me lo firmes. Espero que sea en el carrefour más elegante, que la fnac es de modernas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El día que dejé de temer

De artista profesional

Busco un lugar mejor