De artista profesional

Las bicicletas son para el verano, pero también lo son otras cosas. A mi abuela le ha dado por ponerse a organizar los quince armarios que tiene en su casa. Cuestión de necesidad, o eso dice ella. Lo cierto es que, a mi abuela lo que le pasa en verano es que se aburre. Mucho. Como imagino que les pasa a muchos, que tienen tanto tiempo que no saben que hacer con él. Y entre cabezada y cabezada, ha encontrado la manera perfecta de gastar su tiempo. Sólo ha necesitado que su nieta deje su tiempo libre para que le ayude a la maravillosa tarea de organizar y tirar. Apasionante. Pero, lo que prometía ser un trabajo de lo más....aburrido, se ha convertido en un viaje al pasado que a las dos nos ha venido muy bien, o almenos, por lo que a mi respecta. Érase una vez un señor aficionado a comprar todas las cosas nuevas, las mejores, la última tecnología, aparatos, utensilios que no existían ni en Japón, fíjate tu. Y ese era mi abuelo. Sólo con decir que de los 15 armarios, 10 están repletos de grandes inventos que no han sido ni puestos en marcha, se dice todo. Y entre una de esas cosas, encontramos esto. Mi abuela se disponia a dar la orden de: ábrelo y si no sirve, a la bolsa negra. Pero dió la casualidad de que sí que servía, o almenos, esa es la esperanza que tengo.
Cuando mi abuelo decidió marcharse a Las Bahamas, que ahí es donde mi abuela dice que debe de estar, por no decir que murió, mis primos conquistaron recuerdos y pertenencias de mi abuelo, con el objetivo de que permaneciera por siempre en su corazón. Yo, que soy más sentimental o más tonta, me quedé con una foto nuestra a la que mi abuelo siempre le había tenido especial cariño. Esa misma foto, fue tomada con esta maravillosa cámara que nadie se a atrevido a usar nunca. Por eso, entre aparato y aparato, al ver la cámara "de artista profesional" como la llamaba él, mi abuela sintió (y así me lo dijo) que tenía que ser yo la que se la quedara. Sí, lloré. Claro. Cualquier nieto que siente devoción por su abuelo lo haría. Y yo la siento. Fue una gran excusa para dejar a un lado los armarios y ropajes centenarios, y ponernos a recordar la gran persona que fue el primer Paco Pla. Que lo fue y que siempre lo será. Esta tarde mi abuela me ha dado libre, dice que para un lunes ya tuvimos suficientes emociones, que tampoco hace falta hacerlo todo seguido.

Comentarios

  1. No me escribas estas cosas en días sensibles, que me pongo tonta y lloro un poco. Jo, yo quiero que me saques un retrato con esa cámara de profesional, pero nada de llorar. Solo risas, muchas risas.

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