Libertad, divino tesoro

Llegar a casa y dejar la ropa a tu paso. Encenderte el último cigarro del día y disfrutar del momento como válvula de escape diária, sin que importe el tiempo que pasas haciéndolo. Entrar y salir de casa, cuando quieras, como quieras, hasta que quieras. No tener prisa de despertarte, ni de que la hora de comer se junte con tu desayuno. Organizar tu habitación dejándolo todo en el sofá como punto de encuentro. Tener esas pequeñas manías que ni tú sabes porqué las tienes, ni para que sirven. Despertarte entre legañas, desorientación y olor a café recién hecho. Bailar y cantar esa canción tantas veces como quieras, ya que nadie la entiende y si lo hicieran, te entraría verguenza. Hacer lo que quieras, cuando quieras, a la hora que quieras. Que tu nevera esté tan llena o tan vacía que no sepas que comer. Sentir que aquí dentro nadie podrá hacerte daño. Que este es tu hogar, tu pequeña república, tu pequeña libertad. 

Espero que me quepa toda en el equipaje de vuelta.

Comentarios

  1. No lo habría definido mejor nunca. Y sabes qué? Tenemos que llevarnos ese hogar, esa república y libertad allá quiera que estemos.

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  2. Las dos últimas frases son lo mejor!

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