De regreso

Después de un no parar, hoy me he sentado a pensar. En principio el propósito era sentarme a descansar, pero la cabeza no pide permiso para continuar a su ritmo, y a mi la verdad es que no me importa. Largas semanas desde la última vez que entré aquí mismo a soltar todo lo que necesitaba. Pero es que no he tenido tiempo. O el tiempo que he tenido lo he dedicado a estar fuera, fuera de estas cuatro paredes que cada día son más cálidas y me recuerdan más a mí propia casa. Y puede que eso me dé miedo y prefiera gastar mi tiempo por las afueras del container de lujo. Y también puede que abril haya sido uno de esos meses memorables, llenos de alegrias, viajes, buena compañia y enriquecimiento del alma. Que ya sabeís que a mí eso me gusta mucho. 
Y ahora que me ha dado por sentarme a descansar, me he puesto a pensar. En todo lo que ya he vivido, en los recuerdos que guardo en mi cajita de hojalata y que ordeno minuciosamente para que no se escapen, ni uno pueda ocupar un lugar más grande que otro. El sofá suele ser siempre uno de los lugares más recomfortables de un hogar, y más en un espacio como el mío, en el que salón-cocina-dormitorio-sala de estar se unen en uno mismo. Y puede que por eso, porque el sofá sea uno de los lugares más apacibles, me haya dado por ponerme a pensar, ordenar, volver a grabar, volver a cada uno de los puntos por los que he pasado durante este tiempo. Verdaderamente, y sintiéndolo mucho si a alguien le ofende, ha merecido la pena no tener tiempo para entrar por aquí. Pero ahora, después de este tiempo de vacaciones personales y por el poder que me otorga mi persona, he vuelto y esta vez para quedarme (de momento). 

Un placer volver a veros, queridos.

Comentarios

  1. tus visitas y tu amistad si que enriquecen el alma, no se puede ser más abrazable ni más bonica

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